Estos son algunos escritos. Espero que os gusten.
Tomar tu mano entre las mías
mientras se extiende el olor a café sobre nosotros.
-Amaneceres Ángela Drei
Soñarte entre letras cuando el día me abandona
-La brevedad de un beso. Ángela Drei
He soñado un paraíso junto al mar, en una tierra llena de bosques de oscuros abetos, con olor a sal y a libertad.
No me atrevo a poner la palabra Fin, porque esta novela es el principio de su vida.
Ahora queda leerla, pero eso será en un par de días. Por ahora hay que dejarlos descansar.
Recuerdo el rojo brillante, rojo imperial, rojo divino y sangrante, vivo, y tras él, el hielo de tus ojos azules que se licuaba como una marea furiosa cuando reías.
Rojo y azul. Fuego y hielo. Amor y calma.
Corazón latiendo bajo un mar que bañaba las costas de mi alma rompiendo voraz, incansable, en palabras de amor que caían abandonadas en la arena.
Luego llego la calma, y quedaron abandonados los pedazos de caricias flotando a la deriva.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Algunos sabéis que también escribo novela fantástica, paranormal o como queráis etiquetar. Hoy quiero compartir una idea con vosotros y espero vuestra opinión. Graciassss
"Los recuerdos de mi tierra, de mi hogar, me asaltaban esa noche. Cerré los ojos recordando el calor sobre la piel, el aire cargado de olores y sabores, y mis oídos se inundaron del sonido de la vida. Abrí los ojos y la sonrisa que había aparecido de forma involuntaria en mis labios desapareció. Hacía frío. Tanto que mi corazón temblaba luchando por bombear la sangre que me mantenía vivo." -Fuego. Ángela Drei-
He cerrado los ojos para no verte
No quería sentirte frente a mi
Con esa mirada tuya que taladra mis sentidos
Que me haría rendirme
He cerrado mi corazón para no amarte
-Amaneceres. Ángela Drei
Hoy quiero viajar en ese barquito de la oscuridad a la luz que divide el arcoiris de tu sonrisa y dejarme mecer por las olas de tus caricias.
-Amaneceres Ángela Drei
Quinientas veinticuatro noches he dormido a tu lado
Quinientos veinticuatro días he amanecido junto a ti
Solo ahora puedo asegurar que no quiero una cama más grande
No, no la quiero
No quiero que nada ni nadie me robe el abrazo de tu piel
-Amaneceres. Ángela Drei
-Amaneceres
Tomar tu mano entre las mías mientras se extiende el olor a café sobre nosotros con un pie en el mundo de los sueños y otro en esta realidad que nos separa.
Besarte Aunque sepas amarga y yo siempre tome dos cucharas de azúcar en mi taza, dejar que el silencio hable más que todas las palabras
-Amaneceres
Tengo que dejarte marchar. Lo sé.
Tengo que hacer mudanza en mi cabeza y trasladar nuestro amor al trastero de los recuerdos.
No va a ser fácil porque todavía es tu nombre el que aparece en el buzón de mi corazón.
De hoy no pasa.
Voy a meter cajas de lágrimas y olvido cada noche que pasé a tu lado y cada amanecer que descubrí junto a ti.
-Ojalá fuera valiente para amarte.
-Aún podemos intentarlo.
-Intentarlo? A mi edad las cosas se hacen o no se hacen. Se terminaron todos los intentos, las oportunidades. Se terminó el tiempo de equivocarse.
-Pero ¿y si acertamos? ¿Y si es la única oportunidad de amarnos?
-Nunca lo sabremos.
-No somos tan viejos
-Sí, lo somos. Somos tan viejos que nuestro corazón no soportaría otro fracaso. Hemos conseguido vivir después de estar hechos de pedazos. Ahora es tarde.
-Solo tienes miedo
-Sí, te lo he dicho. Ojalá fuera valiente para amarte.
-Amaneceres. Ángela Drei
No me atrevo a mirarte. Tengo miedo de encontrarme con tus ojos y que descubras lo que escondo en los míos. Sí, tengo miedo. A veces creo que no voy a poder seguir escondiéndolo mas tiempo y terminaré gritando que te quiero.
Te quiero.
Te quiero.
TE QUIERO.
Qué difícil hablarte mirando la punta de mis zapatos.
-Amaneceres. Ángela Drei
Soy como soy. Quizá me equivoque muchas veces -no me importa reconocer mis errores-, quizá por culpa de este corazón que no sabe estarse quieto sufra mucho -aunque también tenga grandes alegrías-, pero no sé ser de otra forma.
Así que vamos a por todas, mirando al frente y con paso firme.
Hoy decido lanzarme a cazar estrellas.
-La brevedad de un beso. Ángela Drei
¿Lo sientes?
Son mis palabras que te acarician.
Van flotando desde mis labios, surcando este vacío lleno de tu espera y de mi esperanza, hasta romperse como pompa de jabón en un beso sobre tu boca.
Mi corazón te toca de la única forma que sabe, de la única forma que puede.
Palabra a palabra.
¿Sabes esos días en que sientes el alma encogida aquí justo en el estómago?
Sí, aquí, justo el lugar en el que te abrazas a ti mismo.
Parece que temieras que alguien viera lo roto que estás, los pedazos que casi no se sostienen unidos.
Pues hoy es justo uno de esos días.
Amaneceres. Ángela Drei
Entonces llega la soledad, esa que está llena de tus recuerdos y vacía de tus caricias.
Llega el silencio, la oscuridad, el latir de un corazón cansado y el sabor desgastado de tus besos.
Amanece
O quizá no.
Odio al mundo y al destino
a la vida que nos separa
a mi cabeza que ordena
al futuro que nos niega
a la sensatez que me dice que me aleje de ti.
Odio al mundo y al destino
a mi corazón que no quiere ser libre
a tu recuerdo que me acuchilla
Odio y duele y sangro palabras a borbotones
respirando cristales de hielo y tristeza.
Odio pensándote, odio recordándote.
Odio saber que es imposible
Odio no tenerte
Odio saber que nunca te tuve
-Ángela Drei. Estrellas fugaces-
Foto: cementerio de Abney Park.
Todo parece quedar atrás ahora. El sol nace en el horizonte y la luz hace que desaparezcan nuestros sueños. El día nos trae la realidad cargada de luces. ¿Eran entonces mentira esos brillos en la noche? Porque puedo jurar que yo los vi. Sí, los vi frente a mí, iluminando tu risa, compitiendo con el azul de tus ojos, peleando por arrancar mil matices a tu cabello. Pero ahora no estás, y amanece, y los recuerdos parecen sólo sueños. Quizá mis ojos me engañaron. Quizá soñaba despierto.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Amanece sobre nosotros. El cielo pierde su vestido oscuro y comienza a dejar el paso al día. Aquí abajo aún no llega la luz y el neón todavía ilumina nuestro camino. Hace horas que he despertado, hace horas que te veo dormir, serena y tranquila. Espero paciente guardando cada imagen, tus párpados moviéndose rápido, tu mano que aparta quizá un cabello imaginario de tu frente. Sueñas. Espero paciente y sé que tendré el mejor regalo, porque durante un segundo cuando despiertes yo perteneceré a tus sueños.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Deja que mis dedos vuelen sobre tu piel.
-La brevedad de un beso. Ángela Drei-
Tomar tu mano entre las mías
mientras se extiende el olor a café sobre nosotros.
-Amaneceres Ángela Drei
Soñarte entre letras cuando el día me abandona
-La brevedad de un beso. Ángela Drei
He soñado un paraíso junto al mar, en una tierra llena de bosques de oscuros abetos, con olor a sal y a libertad.
No me atrevo a poner la palabra Fin, porque esta novela es el principio de su vida.
Ahora queda leerla, pero eso será en un par de días. Por ahora hay que dejarlos descansar.
Recuerdo el rojo brillante, rojo imperial, rojo divino y sangrante, vivo, y tras él, el hielo de tus ojos azules que se licuaba como una marea furiosa cuando reías.
Rojo y azul. Fuego y hielo. Amor y calma.
Corazón latiendo bajo un mar que bañaba las costas de mi alma rompiendo voraz, incansable, en palabras de amor que caían abandonadas en la arena.
Luego llego la calma, y quedaron abandonados los pedazos de caricias flotando a la deriva.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Algunos sabéis que también escribo novela fantástica, paranormal o como queráis etiquetar. Hoy quiero compartir una idea con vosotros y espero vuestra opinión. Graciassss
"Los recuerdos de mi tierra, de mi hogar, me asaltaban esa noche. Cerré los ojos recordando el calor sobre la piel, el aire cargado de olores y sabores, y mis oídos se inundaron del sonido de la vida. Abrí los ojos y la sonrisa que había aparecido de forma involuntaria en mis labios desapareció. Hacía frío. Tanto que mi corazón temblaba luchando por bombear la sangre que me mantenía vivo." -Fuego. Ángela Drei-
He cerrado los ojos para no verte
No quería sentirte frente a mi
Con esa mirada tuya que taladra mis sentidos
Que me haría rendirme
He cerrado mi corazón para no amarte
-Amaneceres. Ángela Drei
Hoy quiero viajar en ese barquito de la oscuridad a la luz que divide el arcoiris de tu sonrisa y dejarme mecer por las olas de tus caricias.
-Amaneceres Ángela Drei
Quinientas veinticuatro noches he dormido a tu lado
Quinientos veinticuatro días he amanecido junto a ti
Solo ahora puedo asegurar que no quiero una cama más grande
No, no la quiero
No quiero que nada ni nadie me robe el abrazo de tu piel
-Amaneceres. Ángela Drei
-Amaneceres
Tomar tu mano entre las mías mientras se extiende el olor a café sobre nosotros con un pie en el mundo de los sueños y otro en esta realidad que nos separa.
Besarte Aunque sepas amarga y yo siempre tome dos cucharas de azúcar en mi taza, dejar que el silencio hable más que todas las palabras
-Amaneceres
Tengo que dejarte marchar. Lo sé.
Tengo que hacer mudanza en mi cabeza y trasladar nuestro amor al trastero de los recuerdos.
No va a ser fácil porque todavía es tu nombre el que aparece en el buzón de mi corazón.
De hoy no pasa.
Voy a meter cajas de lágrimas y olvido cada noche que pasé a tu lado y cada amanecer que descubrí junto a ti.
-Ojalá fuera valiente para amarte.
-Aún podemos intentarlo.
-Intentarlo? A mi edad las cosas se hacen o no se hacen. Se terminaron todos los intentos, las oportunidades. Se terminó el tiempo de equivocarse.
-Pero ¿y si acertamos? ¿Y si es la única oportunidad de amarnos?
-Nunca lo sabremos.
-No somos tan viejos
-Sí, lo somos. Somos tan viejos que nuestro corazón no soportaría otro fracaso. Hemos conseguido vivir después de estar hechos de pedazos. Ahora es tarde.
-Solo tienes miedo
-Sí, te lo he dicho. Ojalá fuera valiente para amarte.
-Amaneceres. Ángela Drei
No me atrevo a mirarte. Tengo miedo de encontrarme con tus ojos y que descubras lo que escondo en los míos. Sí, tengo miedo. A veces creo que no voy a poder seguir escondiéndolo mas tiempo y terminaré gritando que te quiero.
Te quiero.
Te quiero.
TE QUIERO.
Qué difícil hablarte mirando la punta de mis zapatos.
-Amaneceres. Ángela Drei
Soy como soy. Quizá me equivoque muchas veces -no me importa reconocer mis errores-, quizá por culpa de este corazón que no sabe estarse quieto sufra mucho -aunque también tenga grandes alegrías-, pero no sé ser de otra forma.
Así que vamos a por todas, mirando al frente y con paso firme.
Hoy decido lanzarme a cazar estrellas.
-La brevedad de un beso. Ángela Drei
¿Lo sientes?
Son mis palabras que te acarician.
Van flotando desde mis labios, surcando este vacío lleno de tu espera y de mi esperanza, hasta romperse como pompa de jabón en un beso sobre tu boca.
Mi corazón te toca de la única forma que sabe, de la única forma que puede.
Palabra a palabra.
¿Sabes esos días en que sientes el alma encogida aquí justo en el estómago?
Sí, aquí, justo el lugar en el que te abrazas a ti mismo.
Parece que temieras que alguien viera lo roto que estás, los pedazos que casi no se sostienen unidos.
Pues hoy es justo uno de esos días.
Amaneceres. Ángela Drei
Entonces llega la soledad, esa que está llena de tus recuerdos y vacía de tus caricias.
Llega el silencio, la oscuridad, el latir de un corazón cansado y el sabor desgastado de tus besos.
Amanece
O quizá no.
Odio al mundo y al destino
a la vida que nos separa
a mi cabeza que ordena
al futuro que nos niega
a la sensatez que me dice que me aleje de ti.
Odio al mundo y al destino
a mi corazón que no quiere ser libre
a tu recuerdo que me acuchilla
Odio y duele y sangro palabras a borbotones
respirando cristales de hielo y tristeza.
Odio pensándote, odio recordándote.
Odio saber que es imposible
Odio no tenerte
Odio saber que nunca te tuve
-Ángela Drei. Estrellas fugaces-
Foto: cementerio de Abney Park.
Todo parece quedar atrás ahora. El sol nace en el horizonte y la luz hace que desaparezcan nuestros sueños. El día nos trae la realidad cargada de luces. ¿Eran entonces mentira esos brillos en la noche? Porque puedo jurar que yo los vi. Sí, los vi frente a mí, iluminando tu risa, compitiendo con el azul de tus ojos, peleando por arrancar mil matices a tu cabello. Pero ahora no estás, y amanece, y los recuerdos parecen sólo sueños. Quizá mis ojos me engañaron. Quizá soñaba despierto.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Amanece sobre nosotros. El cielo pierde su vestido oscuro y comienza a dejar el paso al día. Aquí abajo aún no llega la luz y el neón todavía ilumina nuestro camino. Hace horas que he despertado, hace horas que te veo dormir, serena y tranquila. Espero paciente guardando cada imagen, tus párpados moviéndose rápido, tu mano que aparta quizá un cabello imaginario de tu frente. Sueñas. Espero paciente y sé que tendré el mejor regalo, porque durante un segundo cuando despiertes yo perteneceré a tus sueños.
-Amaneceres. Ángela Drei-
Deja que mis dedos vuelen sobre tu piel.
-La brevedad de un beso. Ángela Drei-
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